Hacía mucho que no subía una receta con carne; los que me conocéis sabéis que no la pauto muy a menudo, soy más partidaria de las legumbres y el pescado. No es que tenga ningún problema con ella, pero en España tendemos a comerla a diario junto con pescado o más carne, convirtiendo la dieta en hiperproteica y eliminando otros alimentos más prioritarios en la misma.
Como las carnes solas se me hacen muy secas, decidí preparar una salsa para ésta y aunque la más común es la salsa de mostaza y miel, no es muy saludable (recordad que la miel es azúcar), así que decidí hacerla con naranja.
No todas las mostazas del mercado son saludables, a decir verdad son muy pocas las que os puedo recomendar, por lo general son las más caras, vienen en bote de cristal y no tienen azúcar ni grasas vegetales en su composición.
Si ya tenéis vuestra mostaza, nos ponemos manos a la obra…
Ingredientes
Para la carne…
- Pechuga de pollo
- Aceite de oliva
- Sal
- Romero
- Pimienta negra
- Perejil
Para la salsa…
- 1 cucharada de mostaza
- Zumo de 1/2 naranja
- 1 cucharada de aceite de oliva
- 1 cucharilla colmada de harina integral
- 1 chorro de leche
- Una pizca de curry
- Sal
Preparación
- Salamos y especiamos la pechuga de pollo con romero, sal y perejil.
- Calentamos una sartén con dos cucharadas de aceite y cocinamos el pollo a baja temperatura (os recomiendo ponerle una tapa durante el cocinado para que no se seque).
- Mientras se cocina el pollo, preparamos la salsa, para ello cogemos una olla y la ponemos a fuego bajo.
- Incorporamos una cucharada de mostaza y el zumo de media naranja.
- Añadimos una cucharada de aceite de oliva, la cucharadilla colmada de harina integral, una pizca de sal y otra de curry (no mucha o no sabrá a otra cosa).
- Removemos bien hasta que no tenga ningún grumo.
- Incorporamos un chorro de leche y removemos hasta conseguir la textura deseada.
- Apagamos el fuego y reservamos la salsa.
- Comprobamos que el pollo esté pasado por dentro, para ello le damos un corte por la mitad.
- Si ya está listo el pollo, retiramos del fuego y montamos el plato. Yo lo he cortado en rodajas para repartirlo mejor. Este trozo nos ha dado para comer dos personas, eso sí, acompañado de una ensalada.
¡Espero que os haya gustado!